Su música me suena a cantos de la caverna y cantos gregorianos. Hay algo atávico que baña la tecnología de que se rodea para hacer música. La reverencia con se se aproxima a los instrumentos, especialmente a aquellos muy viejitos, como los viejos pianos u órganos de iglesia, me hablan de una buena persona. Cuando le vi cantar, viendo cómo movía sus manos, y expresaba con todo su cuerpo, supe que en ese canto había verdad.
En BaiLand nos ofrecerá un concierto para que movamos los huesos. El sonido vendrá de todas las direcciones de la sala. No favoreceremos una frontalidad, donde todos quedemos mirando al músico, embelesados y con nuestro movimiento encadenado. Desencadenaremos la danza, para que los sonidos de su música inspiren nuestros movimientos, y éstos inspiren su música.
En BaiLAnd queremos cambiar el concepto habitual de “auditorio” y transformarlo en algo así como un “movimentorio” donde la expresión libre del cuerpo vuele junto a la música de grandes profesionales.
No esperéis un concierto al uso. De hecho, la jornada de la tarde del sábado 4 de diciembre será una sesión de 5 horas, donde Sara Pons nos llevará con su maestría a liberar nuestros sentidos, nuestra percepción del espacio, y nuestro movimiento en él, y esa sesión será un todo unido e indivisible con la música de Silverius de Ura, Neønymus.